Management japonés: más allá de la técnicas

Por: Humberto Alvarez Laverde

Es necesario entender que las prácticas de management japonés no son una colección simple de “tools” que se aplican en las industrias. El gran error de consultores Lean, TPS, TPM, TQC y sus clientes,  es intentar introducir herramientas para apagar fuegos en las empresas y eliminando sistemáticamente los despilfarros y pérdidas.

He preparado este artículo con el propósito de tener una mirada un poco más amplia de lo que hay detrás del sistema de gestión japonés, las posibilidades que ofrece a empresas occidentales, especialmente latinas, que cuentan con fundamentos culturales muy diferentes a las japonesas, y que si se reconocen y utilizan las distinciones de la cultura latina, pueden resolver situaciones oscuras de las prácticas del management japones.

Orígen  

El efecto del shintoísmo, budismo y confucianismo en el management japonés crea un enfoque único, centrado en la armonía, la mejora constante y el respeto mutuo. Este modelo combina la eficiencia económica con la sensibilidad cultural y humana, mostrando que la gestión no se trata solo de herramientas técnicas, sino también de valores profundamente arraigados en la identidad cultural.

Aunque el Kaizen, símbolo característico del management japonés, no se originó como una práctica espiritual, su adopción en el ámbito humano y espiritual es un desarrollo moderno, resultado de la universalidad de sus principios. Al combinarse con elementos del budismo, el mindfulness, o las filosofías orientales en general, Kaizen trasciende su propósito original y se convierte en un camino para el crecimiento interior.

Este enfoque espiritual moderno del Kaizen no tiene un origen definido en la historia, sino que es una interpretación contemporánea que encuentra resonancia en el pensamiento universal sobre la mejora personal, la autocompasión y la búsqueda de significado.

Si bien no podemos rastrear un “nacimiento espiritual” del Kaizen, su espíritu es compatible con muchas tradiciones de sabiduría que priorizan el cambio gradual, la disciplina y la atención plena.

El Kaizen como eje de la gestión nació como una metodología enfocada en la mejora continua en el contexto de la producción industrial. Surgió en Japón después de la Segunda Guerra Mundial, influenciado por prácticas de gestión occidentales, como las ideas de mejora organizacional de W. Edwards Deming y en especial la propuesta de Joseph Juran en sus ideas recogidas magistralmente en su libro “Managerial Breaktrough” publicado en 1964, con amplia acogida dentro de los directivos de empresa japoneses de esa época y adaptado culturalmente a los valores japoneses.

Tuve la oportunidad de estudiar con el Dr. Joseph Juran hace muchos años y en una de sus clases explicaba el poder de la palabra inglesa “breacktrough”. Esta palabra es especialmente relevante en contextos modernos donde los cambios disruptivos son cada vez más frecuentes. Las organizaciones y las personas que buscan breakthroughs deben estar dispuestas a cuestionar lo establecido, asumir riesgos calculados y perseguir la excelencia con visión y compromiso. En mi opinión, esta palabra tuvo un gran efecto en el desarrollo en Japón de la cultura Kaizen en la empresa.

Sin embargo, aunque el Kaizen no tiene un origen explícitamente espiritual o religioso, su espíritu y principios encuentran raíces en valores culturales profundamente arraigados en la sociedad japonesa, que están influenciados por:

Shintoísmo y la Conexión con la Naturaleza y el Propósito.

Como religión autóctona de Japón, enfatiza la conexión con la naturaleza, la armonía, y el respeto por los kami (espíritus que habitan en todas las cosas). Desde el punto de vista empresarial, el Shintoismo tiene un importante efecto especialmente en la creación de espacios de armonía organizacional. Las empresas japonesas valoran profundamente la armonía (wa), buscando minimizar los conflictos internos y fomentar la cooperación entre los empleados, el respeto hacia la naturaleza y el entorno.

Tambien tiene un importante impacto en el valor del respeto por los recursos, esto es, se traduce en prácticas sostenibles y eficientes, como la eliminación de desperdicios promocionado por los sistemas de producción, ya sea de Toyota (TPS), Canon (CPS), Kasasaki (KPS), etc. Los rituales corporativos y de empresa están inmersos en practicas de los rituales de purificación o ceremonias anuales para honrar a los kami (Dioses), buscando su bendición y protección para la organización.

El acto de saludar al comienzo y al final de una jornada laboral, el saludo con extrema beneración al dar la bienvenida a los clientes cuando abren las grandes superficies o almacenes, junto con la limpieza y el orden en el lugar de trabajo (como en el método 5S), refleja este respeto por el entorno y la armonía. La cultura 5S está impregnada de una buena dosis de espiritualidad procedente de la religión shintoista.

Budismo y la Filosofía de la Impermanencia y la Autodisciplina

El budismo, introducido en Japón desde el siglo VI, ha moldeado profundamente la ética y la espiritualidad japonesa. Sus principios de impermanencia, autocontrol y meditación influyen en la Mejora continua o Kaizen. La idea de que nada es permanente y siempre hay espacio para mejorar está alineada con el budismo. Las organizaciones japonesas adoptan un enfoque humilde y constante hacia el progreso. El Mindfulness organizacional o meditación o preocupación por lo que se debe cuidar en cada momento, en las empresas japonesas fomenta la atención plena y la concentración en las tareas actuales. Adicionalmente la resiliencia y aceptación budista de los cambios y las dificultades ha llevado a las empresas japonesas a desarrollar una gran capacidad de adaptación en tiempos de crisis. Sin embargo, las prácticas oscuras del management japonés nacen cuando estos principios se llevar o sobrepasan los límites.

Detras del TPS existe un alto contenido de principios budistas en su enfoque hacia los problemas: cada problema es visto como una oportunidad para aprender y crecer, sin buscar culpables, sino soluciones. Desconocer que existen estas raíces conduce a prácticas y soluciones reducidas y con un enfoque estrecho de ingeniería de producción.

Confucianismo y la Ética del Deber y la Jerarquía. El confucianismo, aunque originario de China, tuvo un impacto duradero en la estructura social y organizacional japonesa. Sus principios de jerarquía, lealtad, respeto por la autoridad y énfasis en las relaciones humanas influyen en la lealtad a la empresa especialmente. La idea de que los empleados deben ser leales a su organización, así como la empresa debe cuidar de sus trabajadores, es una manifestación directa del confucianismo. El confucianismo promueve relaciones jerárquicas claras, pero también la obligación del superior de cuidar y guiar a los subordinados, algo que se traduce en el estilo paternalista de muchos líderes japoneses y un estilo de liderazgo único que difícilmente se puede o debe copiar. La ética del trabajo en equipo y el énfasis en el grupo sobre el individuo, tan característico de las empresas japonesas, proviene del ideal confuciano de armonía social y responsabilidad compartida.

Conclusión:

Estas tres filosofías no funcionan de manera aislada, sino que se entrelazan para crear un enfoque único hacia la gestión y la organización en Japón.

Intentar implantar los sistemas de gestión japoneses, sin comprender lo que existe detrás de ellos puede conducir a frustración al sentir que no se logran metas elevadas como las alcanzadas en la industria japonesa.

Las empresas latinas deben aprovechar los valores característicos de nuestra cultura que son ingualmente poderosos y combinarlos eficientemente con los principios sanos del management japonés, ya que existen prácticas oscuras que son dañinas y desconocidas como el “karoshi” o muerte por sobre trabajo o la cultura del sacrificio, que es producto del uso extremos de los principios culturales de las tradiciones religiosas japonesas. Pronto escribiré sobre este asunto, un saludo

Hasta la próxima entrega ..

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